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¿Cómo Contribuye España a la Política Energética de la UE?

¿Qué rol tiene España en la política energética europea?

La orientación en el ámbito energético del continente europeo está inmersa en una remodelación profunda, motivada por propósitos de sostenibilidad, certeza en el suministro y autosuficiencia estratégica. En este marco, España posee una situación distintiva gracias a su habilidad para ir a la cabeza en la mudanza hacia las fuentes de energía renovables, su emplazamiento geográfico estratégico y su potencial para figurar como un punto fundamental en la firmeza energética de Europa.

Reforma fundamental del sistema de energía español

España ha realizado en las últimas décadas una transformación destacada de su mix energético. Según datos de Red Eléctrica Española, en 2023 el 59% de la electricidad generada en el país provenía de fuentes renovables, situándose entre los líderes comunitarios junto a países como Dinamarca o Suecia. La energía eólica generó aproximadamente el 23% del total, seguida por la solar fotovoltaica, que aportó el 14%, cifra que duplica la registrada solo cinco años atrás. El abandono paulatino del carbón y la reducción de la dependencia del gas natural han mejorado los indicadores de descarbonización.

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, aprobado por el gobierno español, apuesta por alcanzar el 74% de generación eléctrica renovable en 2030 y la neutralidad climática en 2050. Todo esto respalda el cumplimiento de las políticas del Pacto Verde Europeo y del paquete “Objetivo 55”.

Vínculos y mutua dependencia europea

Históricamente, la península ibérica ha estado considerada como una “isla energética” debido a su escasa interconexión eléctrica con el resto de Europa. España dispone actualmente de una interconexión eléctrica con Francia de aproximadamente el 3% respecto a su capacidad instalada, lejos del objetivo del 15% fijado por la Unión Europea para 2030. Esta situación limita el pleno aprovechamiento del excedente de renovables nacionales, especialmente en épocas de alta producción.

No obstante, España y Francia han impulsado proyectos clave como la interconexión transpirenaica y la conexión submarina “Bay of Biscay” de 370km, que duplicará la capacidad de intercambio eléctrico entre ambos países y es financiada en parte por los fondos europeos de interconexión. Estos desarrollos consolidan a España como exportador potencial de energía limpia hacia el continente, favoreciendo el objetivo de un mercado eléctrico europeo más integrado y resiliente.

España como hub gasista y puerta de entrada de gas natural

Un elemento diferenciador de España en el entramado energético europeo es su infraestructura gasista. El país cuenta con seis plantas de regasificación de gas natural licuado (GNL), la mayor capacidad de Europa occidental, lo que le ha permitido diversificar orígenes de suministro, principalmente tras la crisis derivada de la invasión rusa de Ucrania. España ha aumentado sus importaciones de GNL desde Estados Unidos, Catar, Nigeria y ha reducido su dependencia del gas argelino.

El gasoducto Medgaz conecta directamente Argelia con España, y el Transmed lo haría hasta Italia en el futuro, fortaleciendo la diversificación de rutas. Además, la propuesta de MidCat –posteriormente impulsada como H2Med para el transporte de hidrógeno verde– señala el compromiso de España por actuar como corredor energético y exportador de vectores limpios hacia Centroeuropa.

El liderazgo en renovables y almacenamiento

España sobresale no solo en la producción, sino también en la efectiva incorporación de energías renovables. Iniciativas significativas, como la planta termosolar de Gemasolar en Sevilla, la primera en operar comercialmente con depósito térmico de sales fundidas, evidencian la destreza del país para desarrollar estrategias que posibilitan controlar la variabilidad de las fuentes de energía limpia.

Además, el despliegue de grandes proyectos de generación solar y eólica, junto con el aumento de la capacidad de almacenamiento con baterías y sistemas de bombeo hidráulico reversible, han convertido a España en un referente europeo para sistemas de almacenamiento a gran escala. Proyectos como el Corredor del Hidrógeno en Cataluña y Andalucía, o colaboraciones internacionales como la Alianza Europea del Hidrógeno Renovable, promovida con Francia y Portugal, posicionan a España como actor clave en el avance del hidrógeno como combustible para el sector industrial y la movilidad.

Regulación y perspectiva global

El actual marco normativo energético español, alineado con las directivas europeas, ha facilitado tanto la atracción de inversión extranjera en renovables como la aparición de grandes actores empresariales españoles con proyección internacional. Compañías como Iberdrola, Acciona y Naturgy exportan talento, innovación y músculo corporativo a otros mercados, contribuyendo a posicionar a la Unión Europea como referente mundial en descarbonización.

En el ámbito diplomático, España ha impulsado en el Consejo Europeo la aceleración de la transición verde, la reforma del mercado eléctrico y la defensa de precios justos para los consumidores. Además, mantiene un firme compromiso con la cooperación energética euromediterránea, vital para la estabilidad y el crecimiento del mercado común.

Papel social, desafíos y oportunidades

La evolución hacia un modelo energético más sostenible impulsada por España presenta considerables desafíos de carácter social y geográfico. La producción energética descentralizada, el consumo propio y las agrupaciones energéticas vecinales están en una fase de expansión, lo que favorece la participación ciudadana en el sector energético y estimula el desarrollo económico de las áreas rurales. A pesar de ello, aún existen obstáculos importantes, como la simplificación de los trámites burocráticos, la mejora de las infraestructuras de transporte de energía y la mitigación de las consecuencias medioambientales y visuales.

En paralelo, el compromiso con el {desarrollo} de capacidades específicas y la adopción de nuevas habilidades digitales en la industria son cruciales para que España preserve su posición destacada y prosiga compartiendo experiencias exitosas con la comunidad energética europea.

España ante la autonomía estratégica de Europa

El actual contexto geopolítico ha resaltado la importancia de la independencia estratégica en energía para la Unión Europea. España, con su capacidad en energías limpias, su red de gas y su estratégica posición de acceso a fuentes externas, se consolida como un agente fundamental para asegurar el abastecimiento, reducir la susceptibilidad a fluctuaciones externas y avanzar en la transición hacia un sistema más ecológico y competitivo.

Así, el papel de España en la política energética del continente se consolida sobre una trayectoria de vanguardia, fortaleza institucional y dedicación hacia los grandes propósitos colectivos. La vivencia española en la inclusión de energías renovables, la expansión de fuentes diversas y la diplomacia energética establece un modelo a emular dentro de la Unión y colabora en el refuerzo de la unidad y la capacidad de recuperación energética de Europa frente a los retos actuales y venideros.

Por Otilia Adame Luevano

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