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España estima que el efecto del conflicto arancelario será de una décima de PIB

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El Gobierno español mantiene que el conflicto arancelario que se ha desatado recientemente con varios socios comerciales, entre ellos Estados Unidos, tendrá un impacto económico limitado. De acuerdo con las proyecciones oficiales, el efecto negativo en el producto interior bruto (PIB) del país no superará una décima porcentual, una cifra que se considera asumible dentro del actual escenario macroeconómico.

Dentro del contexto de las tensiones comerciales mundiales causadas por decisiones unilaterales de ciertos países, se ha hecho esta estimación. Dichas decisiones han llevado a la imposición de aranceles extra sobre productos provenientes de Europa, afectando varios artículos exportados por España. Entre los sectores más impactados se encuentran el agroalimentario, el metalúrgico y ciertos componentes de la industria automotriz, todos ellos con una notable presencia en el comercio exterior.

El Ejecutivo considera que la diversificación de destinos de exportación, junto con la solidez de la demanda interna, permite mitigar parte del impacto derivado de las restricciones comerciales. Además, se prevé que algunos efectos puedan ser transitorios, en función de cómo evolucionen las negociaciones internacionales y los mecanismos de compensación que se activen desde Bruselas.

Según el Ministerio de Economía, el pronóstico de crecimiento para 2025, cifrado cerca del 2%, continúa sin alteraciones importantes por ahora. Los responsables económicos tienen la esperanza de que las acciones coordinadas a nivel europeo ayuden a mantener la vitalidad de las exportaciones en un horizonte de tiempo medio, reduciendo de este modo el impacto del conflicto en la economía real.

No obstante, se reconoce que determinados territorios y sectores pueden verse afectados de forma más pronunciada, especialmente aquellos con alta dependencia de mercados específicos. En particular, las comunidades autónomas con fuerte orientación agrícola y ganadera —como Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura— han mostrado preocupación por las consecuencias de los aranceles sobre productos emblemáticos como el aceite de oliva, el vino o los embutidos.

Los emprendedores de estos sectores temen que la disminución de competitividad debido a los recientes impuestos aduaneros pueda causar una caída en los pedidos y afectar directamente a los ingresos, el empleo y las futuras inversiones. Por este motivo, diversos sectores productivos solicitan una mayor participación del gobierno y la Unión Europea para proteger los intereses comerciales del país en foros internacionales.

Las autoridades comunitarias han manifestado que trabajan en una estrategia de respuesta conjunta, que podría incluir represalias comerciales proporcionales o negociaciones para alcanzar acuerdos que reviertan las medidas unilaterales. En paralelo, se analiza la posibilidad de activar ayudas específicas para los sectores más perjudicados.

El contexto internacional añade incertidumbre adicional al panorama económico. La desaceleración global, sumada a los conflictos geopolíticos y los cambios en las cadenas de suministro, representa un desafío para los países con economías abiertas y orientadas a la exportación. España, sin embargo, confía en mantener su senda de crecimiento gracias a la recuperación del consumo interno, la mejora del empleo y el impulso de los fondos europeos para la recuperación y la transformación económica.

En este sentido, se destaca también el papel de la transición digital y ecológica como ejes que pueden favorecer una mayor resiliencia del tejido productivo nacional. La inversión pública y privada en estos ámbitos podría compensar parcialmente las pérdidas derivadas del retroceso comercial en algunos mercados específicos.

Aunque el panorama es complicado, las autoridades continúan transmitiendo calma tanto a la población como a las empresas. Con una política de finanzas conservadora, solidez en las instituciones y el apoyo de herramientas europeas, se estima que la economía de España conserve su habilidad para ajustarse y eluda un efecto estructural prolongado debido al conflicto arancelario.

Por Otilia Adame Luevano

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