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Un homenaje a la arquitectura comprometida: Liu Jiakun recibe el Premio Pritzker 2025

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Liu Jiakun, un arquitecto distinguido de Chengdu, China, ha recibido el Premio Pritzker 2025, el honor más importante en el campo de la arquitectura. Este premio resalta su perspectiva humanista en el diseño, que se basa en el respeto por las tradiciones culturales y la memoria colectiva. A lo largo de su trayectoria profesional, Liu ha cuestionado las normas contemporáneas de la arquitectura, manteniéndose fiel al contexto local y a la historia de las comunidades donde desarrolla su trabajo.

Uno de los proyectos más emblemáticos de Liu Jiakun es el monumento a Hu Huishan, una niña que perdió la vida en el trágico terremoto de Wenchuan en 2008. La construcción, de apariencia modesta, se erigió con ladrillos fabricados a partir de los restos del terremoto, simbolizando el renacimiento y la memoria. El diseño, simple pero intensamente conmovedor, cuenta con un espacio vacío para recordar la fragilidad de la existencia, al incorporar pertenencias personales de la joven, como su mochila y raquetas de voleibol.

Uno de los proyectos más representativos de Liu Jiakun es el memorial de Hu Huishan, una niña que falleció durante el devastador terremoto de Wenchuan en 2008. La estructura, de aspecto humilde, fue construida utilizando ladrillos hechos con escombros del terremoto, un acto simbólico de resurgimiento y memoria. El diseño, sencillo pero profundamente emotivo, presenta un espacio vacío que rememora la fragilidad de la vida, al incluir objetos personales de la joven, como su mochila y raquetas de voleibol.

Otro de sus proyectos importantes es el Museo de Escultura Pétrea de Luyeyuan, un espacio cerrado donde la luz natural penetra por los huecos entre los bloques. Situado en Chengdu, este museo ejemplifica la fusión de la arquitectura con el entorno natural, utilizando piedra y vegetación como elementos de enlace entre la edificación y el paisaje que lo rodea.

Otro de sus proyectos clave es el Museo de Escultura Pétrea de Luyeyuan, un espacio sin ventanas donde la luz natural se filtra a través de los huecos entre volúmenes. Este museo, situado en Chengdu, muestra la integración de la arquitectura con el entorno natural, usando piedra y vegetación como elementos de conexión entre el espacio construido y el paisaje circundante.

El Pritzker 2025 ha reconocido su habilidad para transformar la arquitectura en una herramienta que no solo embellece el ambiente, sino que también narra historias, conserva recuerdos y vincula a las personas con su cultura. Con un enfoque que integra el respeto por lo pasado y una visión crítica del presente, Liu Jiakun se ha consolidado como una de las figuras más influyentes en la arquitectura actual.

Este premio atestigua la relevancia de la arquitectura como instrumento para la reflexión social y la conservación de la identidad cultural. Liu Jiakun, con su enfoque sensible hacia los retos que afronta su país y el mundo, ha evidenciado que la arquitectura puede ir más allá de ser un mero proceso técnico; puede servir como un medio para explorar la memoria colectiva, la historia y la esencia de la humanidad.

Este galardón es un testimonio de la importancia de la arquitectura como herramienta para la reflexión social y la preservación de la identidad cultural. Liu Jiakun, con su mirada sensible hacia los problemas que enfrenta su país y el mundo, ha demostrado que la arquitectura puede ser mucho más que un simple proceso técnico; puede ser una plataforma para explorar la memoria colectiva, la historia y la esencia misma de la humanidad.

Uno de los proyectos más representativos de Liu Jiakun es el homenaje a Hu Huishan, una niña que murió en el devastador terremoto de Wenchuan en 2008. La edificación, con una apariencia humilde, fue construida usando ladrillos creados a partir de los escombros del terremoto, simbolizando renacimiento y memoria. El diseño, aunque sencillo, resulta profundamente emotivo, con un espacio vacío que evoca la fragilidad de la vida, al integrar objetos personales de la niña, como su mochila y raquetas de voleibol.

A través de sus proyectos, Liu ha logrado fusionar la arquitectura con la filosofía y el recuerdo, creando espacios que no solo sirven a un propósito práctico, sino que también transmiten un mensaje profundo sobre la naturaleza efímera de la vida humana. Su trabajo no solo atiende las demandas contemporáneas de las ciudades, sino que también ofrece una reflexión sobre el legado cultural y la preservación de la identidad local en un mundo cada vez más interconectado.

Otro de sus destacados proyectos es el Museo de Escultura Pétrea de Luyeyuan, un recinto sin ventanas donde la luz natural entra a través de los espacios entre los bloques. Este museo, ubicado en Chengdu, representa la integración de la arquitectura con el entorno natural, empleando piedra y vegetación como elementos que conectan la edificación con el paisaje circundante.

Liu Jiakun es parte de una generación de arquitectos chinos que ha logrado equilibrar lo moderno y lo tradicional. A través de su enfoque humanista, pone en duda el vertiginoso crecimiento urbano y el desarrollo acelerado de las ciudades en China, que a menudo carecen de identidad y conexión con su historia local. El trabajo de Liu es una crítica a la uniformidad urbana y un llamado a redescubrir el valor de los materiales tradicionales y los métodos de construcción autóctonos.

El Pritzker 2025 ha reconocido su capacidad para usar la arquitectura no solo como un medio para embellecer el entorno, sino también para contar historias, preservar recuerdos y vincular a las personas con su cultura. Con un estilo que combina el respeto por el pasado con una perspectiva crítica del presente, Liu Jiakun se ha establecido como una de las figuras más influyentes en la arquitectura contemporánea.

Liu Jiakun, un destacado arquitecto de Chengdu, China, ha sido honrado con el Premio Pritzker 2025, el mayor reconocimiento en el ámbito de la arquitectura. Este galardón destaca su enfoque humanista en el diseño, fundamentado en el respeto por las tradiciones culturales y la memoria colectiva. Durante su trayectoria, Liu ha cuestionado las normas actuales de la arquitectura, manteniendo fidelidad al contexto local y a la historia de las comunidades en las que realiza su labor.

Uno de los proyectos más emblemáticos de Liu Jiakun es el monumento dedicado a Hu Huishan, una niña que falleció en el devastador terremoto de Wenchuan en 2008. La estructura, con una apariencia sencilla, se construyó utilizando ladrillos hechos de los escombros del desastre, simbolizando renacimiento y memoria. El diseño, aunque simple, es profundamente conmovedor, con un espacio vacío que evoca la fragilidad de la vida, integrando pertenencias personales de la niña, como su mochila y raquetas de voleibol.

Mediante su trabajo, Liu ha logrado entrelazar la arquitectura con la filosofía y el recuerdo, creando espacios que no solo tienen una función práctica, sino que también transmiten un mensaje significativo sobre la naturaleza efímera de la vida humana. Su labor no solo satisface las necesidades contemporáneas de las ciudades, sino que también ofrece una reflexión sobre el legado cultural y la preservación de la identidad local en un mundo cada vez más globalizado.

Un proyecto notable de Liu es el Museo de Escultura Pétrea de Luyeyuan, un espacio sin ventanas donde la luz natural entra a través de las aberturas entre las estructuras. Este museo, situado en Chengdu, ejemplifica la integración de la arquitectura con el entorno natural, utilizando piedra y vegetación para conectar el espacio arquitectónico con el paisaje circundante.

Liu Jiakun es parte de una generación de arquitectos chinos que ha logrado equilibrar lo moderno con lo tradicional. Su enfoque humanista desafía el crecimiento urbano y el acelerado desarrollo de las ciudades chinas, que a menudo carecen de identidad y conexión con su historia local. El trabajo de Liu es una protesta contra la uniformidad urbana y un llamado a redescubrir el valor de los materiales tradicionales y las técnicas de construcción autóctonas.

Por Otilia Adame Luevano

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