Kenizé Mourad, una autora y reportera de 85 años, ha dedicado su existir a investigar y relatar las complejidades de Medio Oriente, con énfasis en el conflicto entre palestinos e israelíes. Nacida en París en 1939, es descendiente de una princesa otomana y un rajá indio, y fue educada en un internado católico después de quedar huérfana durante la ocupación nazi. Sus raíces multiculturales y vivencias personales la llevaron a desarrollar una profunda empatía hacia las culturas orientales, convirtiéndose en una voz crítica en la defensa de los derechos del pueblo palestino.
A lo largo de su trayectoria, Mourad ha trabajado como periodista en varios conflictos internacionales, como la revolución islámica en Irán y la guerra civil en Líbano. No obstante, fue su cobertura de la Segunda Intifada en Palestina lo que supuso un cambio significativo en su carrera. En ese tiempo, viajó por pueblos y ciudades desde Galilea hasta Gaza, recopilando relatos de palestinos e israelíes, activistas, abogados y campesinos. Estas vivencias quedaron reflejadas en su libro «El aroma de nuestra tierra», que ofrece una perspectiva humana y detallada de la vida en la región durante el conflicto.
Mourad sostiene que cualquier persona con un mínimo sentido de la justicia debería apoyar la causa palestina, argumentando que se ha cometido una gran injusticia contra este pueblo. Critica la actitud de ciertos países europeos, donde expresar simpatía por los palestinos puede ser malinterpretado o incluso censurado. En su opinión, el miedo a ser acusado de antisemitismo ha llevado a una autocensura que impide un debate abierto y honesto sobre el conflicto.
Además de su trabajo como periodista, Mourad ha publicado novelas que investigan las complejidades culturales y sociales del Medio Oriente y el sur de Asia. Su obra «Desde el punto de vista de la princesa fallecida» relata la vida de su madre, la princesa Selma, y ha alcanzado éxito a nivel mundial. Recientemente, se ha lanzado en español su novela inédita «En el país de los intachables», que proporciona una visión profunda de la sociedad pakistaní y la lucha de las mujeres en un contexto de fundamentalismo religioso.
Mourad igualmente ha señalado el crecimiento del fanatismo religioso, el cual atribuye parcialmente a la falta de conocimiento y al declive de las ideologías prominentes. Piensa que la carencia de entendimiento y el empleo de términos reduccionistas como «lo correcto y lo incorrecto» han alimentado la polarización y el incremento de la violencia en el área.
A pesar de las dificultades y la censura que ha enfrentado, Mourad continúa comprometida con su misión de dar voz a los oprimidos y de fomentar una comprensión más profunda entre Oriente y Occidente. Su trabajo sigue siendo relevante y necesario en un mundo donde los conflictos y los prejuicios persisten.