Un descubrimiento reciente en el Archivo General de Simancas ha revelado el manuscrito más antiguo conocido hasta la fecha del reconocido poeta del Siglo de Oro español, Luis de Góngora. El hallazgo, realizado por una investigadora especializada en el autor, ha generado gran interés en el ámbito académico y literario por ofrecer una nueva perspectiva sobre los inicios del escritor cordobés. Se trata de una carta fechada en 1584, firmada por su tío Francisco de Góngora, pero escrita por el propio Luis cuando apenas contaba con 23 años.
Este documento, una solicitud dirigida a la Corona para obtener una posición en la Capilla Real de la catedral de Córdoba, muestra a un joven Góngora en su papel de amanuense familiar, un rol que hasta ahora no había sido documentado con claridad. El hallazgo adelanta en cinco años la fecha del manuscrito autógrafo más antiguo que se conocía hasta ahora del poeta, ofreciendo nuevos elementos para el estudio de su trayectoria y formación.
Un sobrino graduado en Salamanca y un tío capellán en busca de sucesor
La carta forma parte de una serie de solicitudes enviadas por Francisco de Góngora, capellán mayor de la Capilla Real cordobesa, para que su sobrino pudiera sucederle en el cargo. Aunque firmada oficialmente por el capellán, el análisis detallado del estilo de redacción y la caligrafía permitió a la investigadora concluir que fue redactada íntegramente por Luis de Góngora. La firma del tío aparece solo en el encabezamiento, una posdata y la rúbrica, lo que refuerza la hipótesis de que el cuerpo de la carta fue obra del joven escritor.
El estilo de la carta es formal y cortés, como era requerido por las normas de la época, pero posee discretos indicios que señalan a Luis como el autor. Un indicativo claro es la insistencia del autor en explicar que el «sobrino» mencionado es él mismo, lo cual implica que escribía representando a su tío, pero con un obvio interés propio. Esta situación, sumada a las similitudes en la escritura con otros manuscritos autógrafos más recientes, fue crucial para adjudicarle el documento.
La caligrafía como evidencia concluyente de autoría
El análisis comparativo con manuscritos posteriores de Góngora, como su descargo durante la visita del obispo Pacheco en 1589, ha permitido establecer una línea coherente en su estilo gráfico. La escritura presenta características reconocibles que, según los expertos, solo pueden detectarse a través de un conocimiento profundo del “usus scribendi” del autor. Rasgos similares también se han encontrado en otros documentos conservados en archivos históricos, lo que confirma la continuidad y unicidad de su trazo personal.
La carta descubierta se convierte así en una pieza clave dentro del corpus documental de Góngora, no solo por su antigüedad, sino también por lo que revela sobre sus actividades tempranas. La condición de escribano o copista en el entorno familiar muestra una faceta menos conocida del poeta, quien, antes de ser reconocido por su ingenio y complejidad poética, desempeñó funciones de soporte administrativo y epistolar.
Un descubrimiento que revive la fascinación por la herencia del poeta
El descubrimiento de este manuscrito brinda una oportunidad significativa para explorar la vida de Luis de Góngora desde un ángulo más personal y educativo. Si bien su obra poética es reconocida y analizada extensamente, los escritos autógrafos del autor son todavía limitados. Este nuevo documento ofrece la posibilidad de abordar su biografía desde un enfoque diferente y suscita preguntas sobre otras contribuciones que podrían seguir escondidas en archivos históricos.
Más allá del valor histórico y literario, el descubrimiento genera también una reflexión sobre la naturaleza dinámica de la investigación documental. Pequeños hallazgos como este reavivan el optimismo en la comunidad académica, que continúa explorando con esperanza nuevos caminos para enriquecer el conocimiento de los grandes autores de la literatura española.
Entre la historia y la literatura: el peso de lo manuscrito
Este manuscrito refuerza la importancia de los archivos históricos como custodios de la memoria cultural. Documentos como este no solo arrojan luz sobre el contexto personal y social de los escritores del Siglo de Oro, sino que también alimentan el entusiasmo por la filología y la historia literaria. La identificación de esta carta de Góngora como su manuscrito más antiguo conocido hasta el momento representa un avance significativo para los estudios gongorinos y un ejemplo de cómo la perseverancia investigadora puede desenterrar testimonios inéditos de valor incalculable.
Con este hallazgo, se revaloriza el papel del joven Luis de Góngora en su entorno familiar, académico y religioso, en un momento clave de su formación. Aún sin haber dejado autógrafos poéticos de sus primeras composiciones, este escrito sugiere que su talento con la pluma ya comenzaba a manifestarse, aunque aún al servicio de causas ajenas. Sin duda, un descubrimiento que enriquece la imagen de uno de los autores más complejos y fascinantes de la literatura en lengua española.




